La anaplasmosis es una enfermedad infecciosa, virulenta, inoculable, no contagiosa, de origen bacteriano, que afecta a los rumiantes silvestres o domésticos.
Su frecuencia y su gravedad en la región tropical justifican su inscripción en la lista de la OIE.
La anaplasmosis tiene una distribución mundial, pero es particularmente importante en las regiones tropicales o subtropicales donde abundan las garrapatas y los dípteros picadores.
En las Antillas menores, la tasa de seropositivos afectados varía entre el 31% y el 82% según la isla.
La anaplasmosis bovina es omnipresente en esta región.
Bovinos, pequeños rumiantes y cérvidos son las especies receptoras de la anaplasmosis bovina.
La anaplasmosis por A.ovis afecta a los ovinos y caprinos, siendo estos últimos los más sensibles.
La anaplasmosis es causada por bacterias intra-eritrocíticas: las ricketsias, transmitidas por garrapatas y por dípteros picadores.
La anaplasmosis bovina es causada más frecuentemente por Anaplasma marginale y en ocasiones por A. centrale.
La anaplasmosis ovina y caprina es causada por A. ovis.
Fuertes accesos de hipertermia acompañados de anemia intensa, anorexia, irrumiación, debilidad, adelgazamiento, taquipnea, taquicardia y estreñimiento.
Puede aparecer un edema de los párpados con lagrimeo y problemas nerviosos (descoordinación motriz, paresia, agresividad).
Tras la anemia se observa una ictericia.
Muerte en 3 a 4 días, o más tardía en caso de forma subaguda o crónica.
En los pequeños rumiantes, los síntomas son más graves y en la gran mayoría de los casos, el retorno al estado normal ocurre lentamente.
Sanitaria: se basa en el control de vectores con el empleo de acaricidas
ausencia de vacuna eficaz y sin riesgo